domingo, 11 de junio de 2017

El espectador

José Ortega y Gasset. El espectador.

A la mayor gloria de Dios

Todos los templos se erigen, claro está, para la mayor gloria de Dios; pero Dios es una idea general y ningún templo verdadero se ha elevado jamás a una idea general. El apóstol que vagabundeando por Atenas creyó leer en el frontis de un altar. "Al Dios desconocido" padeció un grave error; ese hierón no ha existido nunca. La religión no se satisface con un Dios abstracto, con un mero pensamiento; necesita de un Dios concreto al cual sintamos y experimentemos realmente. De aquí que haya tantas imágenes de Dios como individuos: cada cual, allá en sus íntimos hervores, lo compone con los materiales que encuentra más a mano. El rigoroso dogmatismo católico se limita a exigir que los fieles admitan la definición canónica de Dios; pero deja libre la fantasía de cada uno para que lo imagine y lo sienta a su manera. Refiere Taine que una niña a quien dijeron que Dios estaba en los cielos, exclamó: "¿En el cielo, como los pájaros? Entonces tendrá pico". Esta niña podía ser católica: la definición del catecismo no excluye el pico en Dios.

El espectador (1916-1934)
José Ortega y Gasset 

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